domingo, junio 17, 2007

Y fue por ese río, manchado de barro y de esperanza, por el mismo en que el boludo quería que hundiera la cabeza de mi niño, de mi niño en flor, que afloraba a la hora de ser adulto. Pero no, me resisto a ahogar a mi río en la boca de mi alma. Es que muy bello para eso, y muy malvado a la hora de tomar represalias. ¿Qué queréis si todos tenéis las patas llenas de barro?
Por la caravana, desde la playa para llegar a casa, una mosca verde me esta siguiendo. Seguramente huele la carne, seguramente se saborea en la sola imagen de mis entrañas; pero no le daré ese gusto, no, a la mosca no. Tendrá que esperar un rato más. Tendrá que ser paciente. Antes de entregar mis huesos pienso escribir las palabras que todavía no pensé.

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